Las playas, pedreros y acantilados, el sabor a mar de su cocina, la arquitectura de La Caridad o el Museo de la forja componen un mosaico de emociones único.
Extensa tierra de cumbres y de bosques, de caza, de berrea, de tránsito hacia la meseta, de esquí y de ciclismo, de pastoreo y carbón. Así es Aller, hoy y siempre.
Soto del Barco se presenta como un núcleo urbano desligado, con edificios variopintos repartidos por la falda de una colina de espaldas al río del Nalón.
Hablar de Taramundi significa referirse al paraíso de la artesanía y la estenografía, un lugar donde aún perviven los más ancestrales oficios que caracterizaron al profundo occidente asturiano.