
Protegido bajo la figura de Reserva Natural Parcial, el estuario del río Barayo es uno de los reductos naturales más interesantes y atractivos de la costa asturiana. El riachuelo responsable de su formación es un breve curso fluvial de 12km de recorrido que circula encajado en la planicie de la rasa hasta sus últimos suspiros, cuando alcanza la Veiga, un gran ensanchamiento del valle circulando por las laderas de acantiladas.
En este tramo final, la aliseda que acompaña al cauce termina bruscamente en una zona encharcada influenciada por las mareas, donde las condiciones ambientales se vuelven demasiado hidrófilas y salinas como para permitir el crecimiento del bosque ribereño.
En cambio, prospera una marisma de juncaceas y espadañas en la que no es raro observar garzas, azulones o zampullines, si bien lo más abundante son insectos de colores metálicos y caballitos del diablo. Por último, la franja de terreno hasta el límite del mar está formada por una ancha formación de móviles eólicas, progresivamente fijadas hacia el interior por la vegetación y por una banda de pinos artificial, plantada por el hombre. El río Barayo choca contra este obstáculo y se ve obligado a dibujar un pronunciado meandro hasta encontrar un salida al mar por el flanco occidental de la ensenada.
Texto: Guía de la Costa Asturiana (Guías Cajastur nº6) Foto 1: J.Rober Glez Foto 3: Huahe