
Cuenta la leyenda que en Gijón en el año 1840 una bruja convecina atacaba los hogares y las vidas de los campesinos, andaba de noche por todas las casas estando cerradas, chupaba la sangre a los niños, desafiaba a la Santa Madre Iglesia, realizaba encantamientos y hechizos y utilizaba artes del diablo para dañar a los fieles cristianos.
Todo jugó contra ella, los miedos murmurados y gritados, los ruidos del bosque, las nieblas y la luz del atardecer de Jove, la llovizna, las enemistades, las envidias, las olas cercanas bramando,…
Teresa Prieto, la bruja de Jove, fue denunciada, apresada y atormentada, y aunque entre aullidos de dolor siempre se dijo inocente y no confesó delito alguno, fue condenada a morir colgada, quemándosele finalmente las carnes hasta la ceniza, para impedir que resucitase en cuerpo de diablo.Pero logró huir, y reapareció en la cárcel pública de la Corte, presentandose antes los alcaldes y apelando, consiguió un juicio justo y su absolución posterior.Nunca recuperó la confianza en sus vecinos y un día desapareció de las tierras de Jove. Quizás aún aparezca en el camino.