Cerca del lugar de LLueves, en el concejo de Cangas de Onís, una inscripción en una peña nos cuenta:
Un oso ma
to al rey Fa
an d 739.
Favila, hijo de Pelayo y Gaudiosa, reino poco y no debió reinar muy bien, por lo que el comentan u omiten algunos historiadores. Pero lo que realmente hizo famoso a Favila fue precisamente la leyenda de su muerte que ahora os relatamos:
Como el rey D. Favila fuese venido a esta vega, o cerca de Santa Cruz. Una gran cabalgada de moros que habían entrado a correr aquellas montañas teniendo sus tiendas en el campo cerca de la Hermita que digo de Santa Cruz sin quitarse el saco de malla que traía con el escudo en la mano y la espada en la cinta, quiso ir a montería. Su mujer la reina Froiluba, dándole el corazón saltos con temor de algún mal suceso, porfiaba con el rey que se desarme, que venia cansado de pelear y que dejase por aquel día la caza.
Tirábale de faldón de la ropa pidiendole con lágrimas y palabras de amor que se apease. El rey porfiaba en ir y tomando un azor en la mano se despidió de la reina; y en ella con mucho sentimiento le abrazo y besó, quedando muy lastimada por los secretos anuncios que le daba el alma. El rey subió por un monte que está cerca de la vega, que se llama Sobremonte al lugar de Helgueras, metiose en un vallecino que hace ese monte y yendo solo topó con un oso; osada y atrevidamente, soltando el pájaro que llevaba echó mano a la espada y embrazó el pavés, cerró con el oso dándole una estocada por los pechos o hijadas, más no bastó en quitar al oso que no abrazase con el rey, y le hiriese hasta matarle sin tener quien le ayudase.
En el lugar donde los suyos lo hallaron muerto está un cruz.
En uno de los capiteles del cercano monasterio de San Pedro de Villanueva, se representa a un caballero, subido en su caballo, despidiendose con un beso de su dama; durante tiempo se consideró que representaba el momento en que Froliuba se despedía de Favila.