La playa de Aguilar, paraje ya hermoso de por sí, ve engrandecida su atracción gracias a su leyenda.

En la peña del Castiellu hay una cueva en la que, según la leyenda, vive una Xana encantada. La encantaron sus padres por cometer una falta muy grave. Y no podía salir de su encantamiento mientras no se presentara un caballero valiente que la bajara en sus brazos desde la cueva a la playa de sin detenerse con ella en el camino y sin dejarla caer al suelo.

El caballero que hubiese hecho esto se haría dueño de muchas riquezas; la Xana le regalaría un tesoro que guarda en la cueva envuelto en una piel de buey pinto.La Xana jugaba en la playa a los bolos que eran de oro, devanaba ovillos con el hilo que salía por el ojo de la fuente que está cerca de la cueva, y tendía su pequeña colada en la falda del monte.

La xana esperaba año tras año y no llegaba nadie a desencantarla. Un día que estaba guarneciendo el dengue a la puerta de la cueva, pasó por allí un caballero, el cual le preguntó quién era y por qué estaba allí. La Xana le contó su historia y le dijo lo que había que hacer para desencantarla. Entonces la cogió en sus brazos y echó a andar con ella en dirección a la playa, y según iba alejándose de la cueva, la Xana se iba desencantando y a medida que se desencantaba crecía y aumentaba de peso. El caballero corría viendo el milagro del desencantamiento, pero cuando iban llegando al punto deseado, estalló una tempestad muy grande. Los relámpagos y los truenos asustaron al caballero y dejo caer la Xana en el suelo. Y como ella le había dicho que si la dejaba caer quedaría encantada para siempre, se volvió llorando a su cueva. Y desde entonces nadie ha vuelto a ver a la Xana jugar a los bolos en la playa de Aguilar.

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