Cuenta la leyenda que en el Pico de Castelo había una torre donde se dice vivía un hombre muy poderoso el cual había decidido desposar a su hija predilecta.
Cuando iba a comunicarle a su padre que ya había elegido a su amante, apareció un joven interesado en unir a dos familias poderosas. Así el padre decidió que la uniría con el contendiente que primero acabase uno de las presas.
Trabajaron los pretendientes duro durante el día, y al llegar la noche, descansaban y reponían sus fuerzas. Invisible tras negros ropajes, la deseada hija deshacía todo lo que construía el rival de su galán.
Así, con su tesón, el amor venció y poco más tarde se celebró la boda que trajo felicidad y buenaventura a todos los habitantes de aquellos dominios.
Aún hoy el caminante puede intuir esta dicha en las presas que acompañas por momentos el camino.