El color de Asturias es el verde, pero también se tiñe de azul cuando miramos hacia el norte, hacia el mar. Aquí, el sonido del romper de las olas está plagado de leyendas marineras y de fiestas que indican el camino a seguir por los acantilados, los puertos, las dunas y rías como las del Eo, Navia, Avilés, Villaviciosa, Ribadesella…

Ese camino nos lleva, en nuestro discurrir, desde la costa occidental, jalonada de villas y pueblos de sabor marinero como Tapia, Viavélez, Puerto de Vega, Luarca o Cudillero, hasta la desembocadura de la ría del Nalón, ya en la costa central, donde las huellas de su temprano desarrollo minero e industrial se conjugan con amplios arenales donde bañarse, descansar o realizar actividades deportivas como el surf.

Seguimos rumbo al este y, tras visitar el Cabo Peñas, que es el punto más al norte de Asturias y un inmejorable mirador de la costa cantábrica, iremos más allá de las dunas de la ría de Villaviciosa, donde un camino que atraviesa suaves praderías y casonas indianas anuncia los territorios de Colunga y Caravia. Este paisaje de palacetes continúa por el arenal de Santa Marina, en Ribadesella, cerca de los yacimientos de huellas de dinosaurios de la Punta’l Pozu o del acantilado de Tereñes. A poca distancia, en Llanes, las construcciones megalíticas e indianas comparten una merecida fama con sus hermosas playas. Desde aquí, seguimos nuestro recorrido hasta llegar a Ribadedeva, donde la ría de Tina Mayor separa Asturias de la vecina Cantabria.

Costa asturiana
Playa San Martín