Cada año cerca de 300.000 personas se adentran en la ruta del Cares, conocida también como la “Garganta Divina”.

Ruta del Cares, rutas de Asturias

Esta garganta natural, llena de desfiladeros y barrancos, está en el corazón de los Picos de Europa. El paisaje, deslumbrante, ofrece unas vistas únicas del Parque Nacional.

La excursión a través del Cares discurre por el norte de España, entre las provincias de Asturias y  León. Atravesado por ríos, gargantas profundas, lagos, bosques y cumbres que superan los 2.000 metros, este espacio protegido conforma un paisaje único, agreste y salvaje, de una belleza inigualable, que enamora a todo el que se acerca hasta allí.

Conocer y sentir esta ruta es algo único. La senda, estrecha, aparece rodeada de vegetación salvaje, en la que el agua está siempre presente. El río corre al fondo del valle, y el ruido del cauce acompaña durante el camino. De vez en cuando, deberás atravesar pequeños túneles escarbados en la piedra y cruzar puentes que cuelgan sobre el abismo. Y, a ambos lados del sendero, las gigantescas moles de piedra de las montañas.

El itinerario que te proponemos recorrer une la localidad leonesa de Caín con Poncebos, en Asturias, y transcurre paralelo al Cares, el más bravo de los ríos de esta zona. Son 12 kilómetros de distancia y, por la facilidad del trazado, que no es nada exigente, es una excursión recomendada para todo tipo de público. La marcha dura una media de cinco a seis horas, y no se necesita una gran preparación física para superarlo, aunque sí se deben seguir una serie de pequeñas precauciones, como llevar agua y algo de comida, usar el calzado y la ropa adecuada, tener a mano un chubasquero si aparece el día nublado o lluvioso, y darse protección solar en verano. Cualquier época del año es buena para llegar hasta el Cares, excepto los meses de invierno, cuando las nieves cubren las cimas y los valles de la Cordillera Cantábrica.

El Cares, como el resto de los Picos de Europa, es tierra de una fauna rica. Así, abundan los rebecos o los buitres leonados, entre otras especies. Y en ella habita el urogallo, un ave única en el mundo y que en la actualidad se encuentra en peligro de extinción. Al igual que los pueblos que integran estos montes, es obligado probar la gastronomía de la región, exquisita, con embutidos y quesos como el cabrales, de fama internacional; platos a base de ternera y caza; fabada y pote asturiano; guisos de legumbres, guisantes y habas, y postres de castañas y nueces. Y, para beber, nada mejor que la sidra.

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