Soto del Barco
Soto del Barco se presenta como un núcleo urbano desligado, con edificios variopintos repartidos por la falda de una colina de espaldas a la ría del Nalón.
El centro de la población es la plaza de la iglesia parroquial, a la que también miran el ayuntamiento y el edifico financiero con capital indiano de los cines de Clarín. En todo caso, donde se concentra la arquitectura más llamativa es en el barrio alto de la villa, asiento de algunas familias de indianos que regresaron enriquecidas de Cuba en el primer tercio del siglo XX y emplazamiento del palacio dieciochesco de Magdalena.
A pesar de estar apartado del mar, el gusto marinero que se percibe en la localidad aparece realzado por su topónimo, herencia del tradicional trasiego de embarcaciones que permitían a caminantes y peregrinos salvar el obstáculo del Nalón. Una de estas lanchas partía del poblado de El Castillo, estrategicamente localizado sobre una loma en las inmediaciones del Castillo de San Martín. Esta era otra de las construciones defensivas levantadas en la época del reino astur, en los primeros tiempos de la Reconquista, con el proposito de defender la costa de posibles invasores, temor que habían despertado las incursiones de piratas normandos llevadas a cabo unos años antes.
Actualmente, los restos de aquella imponente fortaleza, seguramente una de las mayores que existieron en la región, se pueden ver desde lejos incluidos en una extensa propiedad privada. Lo que queda son los vestigios de una gran torre del homenaje,medio oculta por la arboleda, y una vieja muralla almenada que recorre toda la periferia del cerro.
Pero también el pueblo en sí merece nuestra atención, por sus cuidadas fachadas provistas de galerías y balcones, sus callejuelas empedradas, sus vistas a los extensos cañaverales que tapizan las orillas del Nalón y, como no su pintoresco embarcadero. Al igual que en otros puntos del estuario, el lugar donde atracan las barcas de pesca está formado por malecones de tablas y palos de madera, a veces maltrechos, que sin duda constituyen uno de los rasgos más peculiares y atractivos del paisaje de la ría.
Siguiendo el discurrir de las aguas, en el bello entorno de la desembocadura del Nalón, se encuentra la turística y marinera localidad de San Juan de la Arena, cuyo núcleo se ve animado por la existencia de numerosos locales comerciales hosteleros que abren a la calle principal. Lo primero que vemos al entrar al pueblo es la zona portuaria , donde se encuentra el edificio de la lonja, con el típico diseño de principios del siglo XX. A su lado hay varios restaurantes, algunos de los cuales instala la parrilla en el exterior y llena de una irresistible aroma de sardinas la dársena del puerto, que no es más que un recodo de la ría protegido por un muelle. Allí se reúnen unas pocas embarcaciones de bajura y de recreo junto a un pequeño ejército de lanchas fuera a borda, utilizadas para la pesca de gulas en el estuario.
Playas de Soto del Barco
Los quebrantos. Playa muy amplia y expuesta, de arena negruzca fijada por vegetación hacia el interior. Por la base del arenal discurre un paseo muy bonito que termina encaramándose a un mirador, desde que se denomina el Playón de Bayas y la isla de la Deva, el mayor castro de lo costa asturiana. Del otro lado del mirador parte una escalinata que da acceso a esa zona de la playa durante la pleamar, cuando no es posible la comunicación por la pleamar.